Vivir del cuento #22 - Endimoniao

Hablamos de espiritismo del MediaMarkt y de cómo el secreto del éxito es pasarle los marrones a otro.


Este artículo es parte de la primera temporada de la newsletter "Vivir del cuento y no morir en el intento".

En diciembre de 2022 Revue, el servicio que alojaba la newsletter, cerró. Aquí recojo todos los artículos de la primera temporada de la newsletter.

Disclaimer: El contenido de esta primera temporada es caótico y carente de temática concreta. Si quieres leer artículos más interesantes, suscríbete a la newsletter en cuento.prealfa.comopen in new window.

Tengo una lavadora que está endemoniada.

Posesa. Hechizada.

Vampiresada lavadora.

Hasta hace poco solo guardaba indicios. Sospechas.

Pero recientemente el ente decidió manifestarse en todo su esplendor.

Debes saber antes de nada que mi lavadora también seca. Es lavadora-secadora. Mayormente porque me gusta la ropa seca. Pero también porque adoro las tuplas de dos palabras:

Lavadora-secadora.

Tornero-fresador.

Cazador-recolector.

Político-militar.

Me ha dado hambre la última pareja de palabras

Me ha dado hambre la última pareja de palabras

Como te decía la cosa se puso seria en cuanto el espíritu que aloja mi electrodoméstico decidió pasar a la acción directa.

Ya no bastaba con emitir pitidos inconexos en mitad de la noche.

El espectro ya no se conformaba con cambiar de programa a medio lavado o devolver la ropa en un amplio abanico de posibles humedades sin prestar atención a patrón o lógica alguna.

Ahora iba a hacer daño.

Y así fue que después de un lavado de dos horas más un extenso secado de tres adicionales, a un minuto de finalizar el ciclo de secado, humeante el ambiente del vapor exorcisado de los propios tejidos, con la cesta preparada y las ganas de plegar calzoncillos a flor de piel, la lavadora, o su huésped de ultratumba más bien, decidió que lo más razonable era llenar el tambor de agua y chapotear la ropa acabada de secar alegremente durante 45 minutos.

Hasta que mi di cuenta, vamos.

Ni en puto Ghost in the Shell, colega.

Empezamos.

Mira Ghost in the Shell. El anime, Stand Alone Complex. Do it now. Hay tachikomas como el del gif. Y violencia. Y androides con tetas. Qué más quieres.

Mira Ghost in the Shell. El anime, Stand Alone Complex. Do it now. Hay tachikomas como el del gif. Y violencia. Y androides con tetas. Qué más quieres.

Balones fuera

Hay algo que me pasa muy habitualmente en el trabajo.

La cosa es que yo me estreso. Soy así. Cuando veo que no tengo el control de la situación o que voy tarde, me estreso.

Empiezo a comer de más.

A abusar del YouTube y acostarme tarde. A estar siempre cansado. A no ser productivo.

A agobiarme por cualquier cosa.

A bloquearme y ser incapaz de avanzar.

Y empiezan las insistencias. Los recordatorios. ¿Qué hay de lo mío? ¿Esto no tenía que estar ya? El cliente nos está apretando. Esto es inaceptable.

Al final suelo solucionarlo con una panzada de trabajo loca en la que salvo los muebles en el tiempo de descuento.

Y ahí muchas veces se produce un fenómeno curioso: ahora quien se estresa es el otro.

Sí. El que tenía prisa. Al que le estaban apretando.

Da igual que sea un compañero, un cliente o un proveedor. Resulta que los demás se estaban columpiando también pero no tenían prisa porque tu parte iba más tarde.

Y ahora el marrón les ha caído a ellos. La pelota está en su tejado. Y se estresan.

Y yo, me relajo. Ahora depende de otro. Y entonces, cuando finalmente hacen su parte, el proverbial marrón me vuelve a caer encima como jarra de agua fría, volatilizando cualquier insinuación de progreso o productividad.

Este ciclo sin fin es poderosamente desmoralizador. Pero de conocerlo podemos extraer un par de consejos.

El primero es el obvio, constructivo y apto para la sección de auto-ayuda de la librería del Carrefour:

Sé proactivo. Ve siempre un paso por delante del cliente. Prepara el trabajo que vendrá a continuación incluso antes de lo necesario o sin tener todo el material requerido.

El segundo es más de la sección de cine serbio del videoclub de la esquina que misteriosamente sigue funcionando en 2022:

Pasa el marrón rápido. Cumple lo que se te pide y nada más. Deshazte de la pelota. Que se estresen ellos. Y así siempre tienes la excusa de que son los demás que van lentos. Y de hecho sé un poco hijoputa y apriétalos cuando veas que tú vas sobrado.

Yo estoy intentando aplicármelo. El otro día me pidieron un presupuesto que no tenía ni idea de lo que me iba a costar. Era muy, muy, muy urgente, me aseguraban. Lo necesitaban ya de ya.

Pasaron varios días y no les daba respuesta.

Me insistían. Me rogaban.

Al final, harto, les dije un buen puñado de euros y entrega el mismo día.

Me dijeron que sí tres días después. Lo entregué a las tres horas.

Me lo verificaron dos días después, con un detalle a revisar. Les contesté a las dos horas.

Dos días más tardaron para verlo.

En total han tardado más ellos en aceptar y verificar lo entregado que yo en hacerles el presupuesto y ejecutar el trabajo.

Y yo preocupándome.

A tomar por culo la pelota

A tomar por culo la pelota

#BuildInPublic

Hoy me temo que nada por aquí. He estado un par de días resfriado y el tiempo de vida que he tenido lo he dedicado a hacer lo suficiente para que mis clientes no contraten a un sicario.

Veremos si la próxima semana me da la vida para algo más.

A cascarla

Hasta aquí la newsletter de hoy, espero que hayáis disfrutado de este ratito de lectura ligera y recomendaros también que consultéis a alguno de estos magos-videntes africanos infalibles que se anuncian en papelitos de reprografía barata por la calle, para que os bendiga los electrodomésticos.

Así no tendréis que pasar por el mal trago que me toca ahora en un rato de meterle un tiro de escopeta a la lavadora como si fuera un caballo al que se le ha roto una pierna.

¡¡Bang!!

Y al ecoparque.

Nos leemos pronto.